Te compartimos la historia que cambio la visión del emprendimiento.
En la década de 1970 un tal Gary Dahl se volvió popular procurando de llevar a cabo un comercio sorprendente al que designó como Pet Rock: su iniciativa era vender rocas como si fueran mascotas que iban en el centro de una caja de cartón con un agujero “por el cual tengan la posibilidad de respirar”.El kit ingeniado por Dahl integraba un nido para que la roca se desarrollara y unas indicaciones para que el orgulloso propietario de la piedra enseñara a sentarse a su mascota, o a estar sencillamente quieta (que era su estado natural). Ha sido una verdadera pedrada para esos que calificaban la ocurrencia de “ilógica”, y se ha convertido en el ejemplo vivo de que no hay iniciativa ridícula si se sigue la extraordinaria perspectiva del emprendedor con una enorme capacidad para ejecutarla. En esto son monumentales profesionales Daniel Epstein, Teju Ravilochan, Tyler Hartung y Vladimir Dubovsky, que en 2009 fundaron la que se estima como la aceleradora de adolescentes emprendedores sociales más relevante de todo el mund.
Quien piense que lo absurdo no es rentable debería saber que cada candidato ha de probar su potencial emprendedor consiguiendo beneficios, debido a que la efectividad de los proyectos es la primordial característica de esta aceleradora, que pide a sus aliados tener una iniciativa aparentemente absurda, empero que ha de ser económicamente sustentable y aplicable a un público de por lo menos un millón de individuos.
La iniciativa es fundamental, sin embargo no determinante. La clave no es la iniciativa, sino el modelo de comercio, y no pasa nada por equivocarse, sin embargo se debe dedicarle un largo tiempo.
Si quieres saber más de negocios te invitamos a darte una vuelta al blog del coach empresarial Ignacio Escobosa.